Los efectos positivos de la vieja aspirina en ciertos tipos de
cáncer, el de colon principalmente, son bien conocidos desde hace años.
Sin embargo, el ácido acetilsalicílico no acaba de generalizarse como
antitumoral porque no está exento de riesgo (sangrados gástricos, sobre
todo) y porque no se sabe con certeza qué pacientes concretos se
benefician de su uso.
Un ensayo clínico que esta semana se publica en la revista 'The New England Journal of Medicine'
añade una pincelada más para aclarar este lienzo y convertir al viejo
fármaco en una diana dirigida contra una mutación concreta.
Porque lo que ha descubierto un equipo de científicos estadounidenses y japoneses es que aspirina prolonga la vida
de los pacientes con cáncer colorrectal que portan en sus células una
mutación concreta. Se trata de una alteración en el gen PIK3CA, presente
en el 20% de los tumores de colon, y que está íntimamente ligada con
procesos inflamatorios (sobre los que actúa aspirina).
Como explica a ELMUNDO.es el doctor Josep Tabernero, director del
Instituto de Oncología Vall d'Hebron de Barcelona (VHIO), este 'detalle'
le confiere al trabajo una gran ventaja e importancia con respecto a lo
que se había publicado hasta ahora. "Es la primera vez que la reducción
de mortalidad relacionada con el consumo de aspirina se relaciona con
esta vía", señala. Pese a ello, admite que habrá que seguir estudiando y
confirmando esta observación en nuevas muestras, "porque aspirina no es un fármaco exento de riesgos
y todavía no podemos recomendarlo, ni como tratamiento para prevenir
tumores de colon, ni en adyuvancia en pacientes ya diagnosticados y
operados".
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