domingo, 25 de noviembre de 2012

El Nobel de Medicina premia a los 'padres' de la reprogramación celular

El japonés Shinya Yamanaka y el británico John B. Gurdon han sido galardonados con el Premio Nobel de Medicina de 2012. En esta ocasión, el Instituto Karolinska de Suecia ha querido distinguir a ambos científicos por sus aportaciones clave en el ámbito de la reprogramación celular.
"Sus hallazgos han revolucionado nuestro conocimiento sobre cómo se desarrollan las células y los organismos", ha señalado la organización en un comunicado.
"Este premio", continúa el texto, "reconoce a quienes descubrieron que las células maduras, especializadas, pueden reprogramarse para volver a ser células inmaduras, capaces de convertirse en todos los tejidos del cuerpo", subraya.
Desde 1901, la academia sueca concede anualmente esta distinción, dotada con 10 millones de coronas suecas (1,08 millones de euros), a la figura que haya realizado el descubrimiento más importante en el campo de la fisiología o la medicina.
Entre los favoritos para el galardón de 2012 figuraban también David Allis y Michael Grunstein, por sus avances en epigenética. Además, sonaban con fuerza los nombres de Anthony Pawson y Anthony Hunter, quien ya recibió el Premio Príncipe de Asturias en 2004 por sus aportaciones en el conocimiento del crecimiento y división celular.
Sin embargo, finalmente, han sido Yamanaka y Gurdon los elegidos por sus avances que "han hecho cambiar los libros de texto" y "han creado nuevas oportunidades para el estudio de las enfermedades y el desarrollo de métodos para diagnósticos y terapias", tal y como ha avanzado la organización.

Dar marcha atrás al 'reloj' celular

Hasta los años 60, se creía que, en el desarrollo, la especialización de las células era unidireccional. Es decir, que una vez que aparecían las células nerviosas o musculares en un ser vivo, no se podía dar marcha atrás al 'reloj' biológico y volver a convertir este material en células pluripotenciales (capaces de convertirse en cualquier tejido), como las de la etapa embrionaria.
En 1962 Gurdon echó por tierra esa creencia al demostrar, en un experimento en ranas, que una célula madura intestinal podía proporcionar a un organismo primigenio toda la información necesaria para su correcto desarrollo.
Cuatro décadas más tarde, Shinya Yamanaka dio un salto en este camino y demostró que, sin necesidad de manipular embriones, era posible reprogramar células maduras de ratones para que volvieran a su etapa inicial.

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