A medida que la ciudad de Nueva York recupera poco a poco su ritmo habitual tras el paso del huracán Sandy, comienzan a ser visibles todos los efectos colaterales de la tormenta. Y la ciencia no ha sido inmune a las inundaciones y apagones. Varios laboratorios de la ciudad se han visto gravemente afectados, en algunos se han perdido miles de roedores de sus animalarios, y algunos experimentos retrocederán varios años.
El centro Smilow de la Universidad de Nueva York ha sido uno de los más afectados, como recoge esta semana la revista 'The Scientist'. Situado al este de Manhattan, los apagones provocados por Sandy el lunes por la noche destruyeron cientos de muestras biológicas que se conservaban en frigoríficos y congeladores que no pudieron contar con un generador alternativo.
Además, el hecho de que los animalarios se encontrasen en los sótanos del centro ha provocado la muerte de hasta 7.500 roedores en los laboratorios (considerada una de las muestras más valiosas del país) a pesar de los esfuerzos de los trabajadores por tratar de salvar las jaulas.
Otros centros del país ya se han ofrecido a compartir sus colonias de ratones con los investigadores afectados, aunque en algunos casos será imposible reemplazar plenamente los animales de estudio (con modificaciones genéticas o características únicas). "Algunos de estos ejemplares eran el fruto de 10 años de trabajo y tardaremos mucho tiempo en reemplazarlos", ha señalado a la publicación Gordon Fishell, director de esta institución dedicado a la neurociencia.
En algunos casos, los científicos se han visto afectados de un modo personal, como Kyu Rhee, del Weill Cornell Medical College, que se ha visto obligado a evacuar su casa en Nueva Jersey junto a su mujer y sus dos niños.
Rhee, que esta misma semana presentaba un trabajo sobre tuberculosis en la revista 'Science', se ha visto obligado a trabajar a través de la conexión a Internet que obtiene de algún restaurante o cafetería.
Precisamente, la otra gran revista científica, 'Nature', ha tenido que alterar las fechas de algunas de sus publicaciones y este fin de semana no publicará su tradicional edición del domingo. La propia publicación se encargaba de comunicar a periodistas de todo el mundo a través de un correo electrónico que su oficina neoyorquina estaba cerrada a consecuencia del huracán Sandy y que estaban trabajando para minimizar las consecuencias.
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