Al arquitecto Luis Vidal (Barcelona, 1969) le gusta experimentar con nuevos materiales. Y ahora tiene en sus manos el mejor proyecto para hacerlo. Grafeno, pintura prismática (que cambia de color según el ángulo y la incidencia de la luz) o vidrio son algunos de los ingredientes que tiene en su cabeza para diseñar un puerto espacial cerca de Denver, en Colorado (EEUU), una de las primeras infraestructuras de este tipo en el mundo. Para este arquitecto, que ha diseñado más de una decena de aeropuertos en todo el mundo, lo mejor del reto de imaginar cómo viajaremos en el futuro es que apenas hay precedentes: "Está todo por decidir. No existen parámetros que indiquen cómo debe ser un puerto espacial como los que tenemos para diseñar un hospital o un aeropuerto".
Vidal y su equipo, compuesto por más de 60 arquitectos, acaban de ganar el concurso para ampliar el actual aeropuerto privado de Front Range, situado a unos 20 kilómetros del aeropuerto internacional de Denver, y convertirlo en un puerto espacial desde el pretenden que dentro de unos años despeguen tanto vuelos turísticos suborbitales como aviones comerciales que enlacen continentes en un par de horas utilizando la misma tecnología que las agencias espaciales desarrollaron hace décadas para enviar a sus astronautas a explorar el cosmos. Según asegura durante una entrevista con ELMUNDO.es, esta tecnología permitirá viajar de España a EEUU en un par de horas. Antes de lanzar estos vuelos intercontinentales quieren ofrecer actividades de turismo espacial, como los vuelos suborbitales.
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