miércoles, 10 de abril de 2013

Muere Robert Edwards, el ‘padre’ probeta

La Universidad de Cambridge anunció este miércoles el fallecimiento del fisiólogo Robert Edwards, de 87 años. Edwards es considerado el padre de Louise Joy Brown, el primer bebé concebido en un tubo de ensayo, en 1978; así como de los más de cinco millones de niños que desde entonces han nacido gracias a la técnica desarrollada por el científico británico, la fecundación in vitro.
El nacimiento de Louise fue toda una hazaña. “Sin duda, supuso un antes y un después en la historia de la medicina”, relata a este diario la bióloga Anna Veiga, responsable junto con el ginecólogo Pedro Barri del primer niño (en este caso, también niña, Victoria Anna Sánchez) nacido en España en 1984 mediante reproducción in vitro. Este hito supuso el punto de partida de una nueva parcela de la medicina. Edwards “fue el responsable de la aparición de una nueva especialidad ya consolidada: la medicina y biología de la reproducción”, destaca Veiga.
El fisiólogo británico comenzó a trabajar en el campo de la fecundación en la década de 1950. Desde entonces y a lo largo de 15 años fue desarrollando y perfeccionando modelos animales para poder aplicar la técnica con éxito en humanos. A lo largo de este camino, Edwards se apoyó en el ginecólogo Patrick Steptoe. “Edwards puso todo el conocimiento científico; Steptoe las herramientas, la técnica para acceder y manipular los óvulos humanos”, apunta Veiga. Por ello, la bióloga, actual presidenta de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología subraya que si alguien merece el título de padre probeta, ese es Edwards.
Fruto de esta colaboración ambos consiguieron demostrar, por vez primera, que era posible extraer un óvulo humano y fecundarlo fuera del cuerpo, en un laboratorio. Pero, además, que ese embrión podía transferirse al útero, implantarse con normalidad en el endometrio, desarrollarse como cualquier otro feto en el útero materno y nacer un niño perfectamente sano. Es decir, que se podían salvar algunos de los obstáculos que, hasta entonces, impedían tener hijos a parejas con problemas de fertilidad.
En el caso de Lesley, la madre de Louise, el problema era una obstrucción en las trompas de Falopio. En la actualidad, las técnicas de reproducción asistida no solo sirven para esquivar problemas de infertilidad. Además de dar vida, también ayudan a salvar vidas. Ya sea evitando la transmisión de enfermedades, como en los procesos de selección genética de embriones para descartar aquellos afectados por una enfermedad incurable y así cortar la cadena de transmisión de la patología de padres a hijos. O incluso mediante las técnicas que permiten seleccionar óvulos fecundados con determinados factores de compatibilidad gracias a los cuales, el niño que nazca podrá servir de donante de médula de un hermano enfermo y salvarle la vida. Todos estos procedimientos ello tiene como punto de partida el trabajo de Edwards y Steptoe.

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