El domingo 31 de marzo, un equipo de médicos de la Universidad de Akdeniz (Turquía) transfirió un embrión a la joven Derya. Si su embarazo llega a término, será el primer caso de éxito de la técnica de reproducción asistida más novedosa y también la más polémica: el trasplante de útero.
En el comunicado de prensa que ha distribuido uno de sus médicos, Mustafa Unal, no se daban demasiados detalles del estado de la paciente de la que solo se dijo que, por el momento, se encontraba "bien".
La comunidad científica involucrada en este tipo de trasplantes sabía que este anuncio iba a producirse en cualquier momento. Así se lo adelantó a ELMUNDO.es Antonio Pellicer, jefe de Servicio de Obstetricia y Ginecología del hospital La Fe de Valencia hace una semana en el V Congreso Internacional IVI.
A pesar de que la especialista en infertilidad Münire Erman-Akar y el cirujano plástico Omer Ozkan anunciaron a bombo y platillo en 2011 el éxito del su trasplante –el segundo que se intentaba en el mundo-, la comunidad científica no tuvo certeza del mismo hasta que se publicó el pasado mes de febrero en una de las revistas de referencia en su campo, 'Fertility and Sterility', de la que precisamente es coeditor Pellicer.
En dicho artículo se describía con exactitud la evolución de la paciente, una joven de 21 años afectada por agenesia congénita úterovaginal o síndrome de Rokitansky, una dolencia que afecta a una de cada 5.000 neonatas femeninas en España y que implica la falta de útero y vagina en distintos grados. Dos años antes, la paciente se había reconstruido este último órgano con tejido intestinal.
Estimulación ovárica
Tras ser seleccionada como receptora del primer trasplante de útero y antes de la operación, los médicos la sometieron a dos ciclos de estimulación ovárica y le extrajeron varios ovocitos, que fecundaron in vitro con esperma de su marido. El resultado: ocho embriones de excelente calidad que fueron congelados a la espera de un útero donde poder implantarse.A los 20 días de la cirugía, la joven turca tuvo la menstruación, que ha mantenido hasta el reciente embarazo, la demostración de que el útero era funcional.
El embarazo no era, hasta la fecha, una opción para estas mujeres. Aunque la falta de vagina se ha podido resolver tradicionalmente mediante la cirugía estética no ocurría lo mismo con el útero, una técnica que llevaba años resistiéndose a los especialistas en infertilidad y trasplantes.
En la actualidad, hay un equipo que sobresale por su experiencia en este tipo de procedimientos, el liderado por el sueco Mats Brannstrom, de la Universidad de Gotemburgo que, en septiembre de 2012, saltó a las primeras páginas de los periódicos por realizar el primer trasplante de útero de una madre a su hija, nacida sin este órgano.
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