En el centro de la Vía Láctea, a una distancia de 26.000 años luz del Sistema Solar, un agujero negro supermasivo con una masa cuatro millones de veces mayor que nuestro Sol genera un enorme campo gravitatorio del que no puede escapar ni siquiera la luz. Un equipo internacional de la Agencia Espacial Europea (ESA), liderado por un español, ha descubierto la presencia de gas molecular caliente dirigiéndose hacia este agujero negro, ubicado en una región conocida como Sagittarius A* (o Sgr A*).
Gracias a Herschel, el Observatorio Espacial de la ESA y con longitudes de onda del infrarrojo lejano, que penetran el 'polvo' que difumina la visión en longitudes de onda visibles, los científicos han descubierto moléculas simples alrededor del agujero negro. Entre ellas, monóxido de carbono, vapor de agua y cianuro de hidrógeno. Gracias a este descubrimiento se está más cerca de probar las propiedades fundamentales del gas interestelar que rodean un agujero negro.
"Herschel ha resuelto la emisión en el infrarrojo lejano situada a tan solo un año luz del agujero negro, haciendo posible, por primera vez en estas longitudes de onda, que pueda separarse la emisión procedente de la cavidad central de la que proviene del denso disco molecular circundante”, afirma Javier Goicoechea, investigador perteneciente al grupo AstroMadrid del CSIC y co-autor del artículo publicado en la revista 'Astrophysical Journal Letters'.
Pero el descubrimiento de estas moléculas simples no es lo más sorprendente descubierto por los científicos. La mayor sorpresa fue comprobar que el gas molecular en la región interior de la galaxia puede alcanzar una temperatura de 1000ºC.
"Las observaciones también son consistentes con corrientes de gas caliente que avanzan a toda velocidad hacia Sgr A*, cayendo hacia el mismo centro de la galaxia", afirma Goicoechea. "El agujero negro de nuestra galaxia debe estar cocinando su cena justo frente a los ojos de Herschel".
Cuando un agujero negro absorbe material, éste alcanza altas temperaturas y genera rayos X de altas energías. A pesar de que actualmente SgrA* muestra pocos signos de este tipo de actividad, esto puede cambiar pronto. Se estima que antes de que acabe el año este agujero negro supermasivo absorba una nube compacta de masa que se acerca cada vez más a su órbita.
"El centro de la Vía Láctea es una región compleja, pero con las observaciones de Herschel hemos dado un gran paso adelante en nuestra comprensión de las inmediaciones de un agujero negro supermasivo, lo cual nos impulsará, en última instancia, a mejorar nuestros conocimientos sobre la evolución de la galaxia", concluye Göran Pilbratt, investigador responsable de ciencia del proyecto Herschel.
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