Por miedo a que su corazón sufra, muchos pacientes con cardiopatías congénitas evitan hacer ejercicio. Ningún esfuerzo que haga subir sus pulsaciones. Sin embargo, este afán de protección podría ser contraproducente, tal y como señala la Asociación Americana del Corazón.
En un comunicado publicado en la revista 'Circulation', el organismo recuerda que la actividad física regular también es fundamental en estos pacientes y que no hay que tener miedo ya que existe un ejercicio adecuado para cada perfil. Sólo hay que consultar con el especialista.
En realidad "sólo un pequeño número de diagnósticos -como, por ejemplo, la presencia de una disfunción ventricular severa- exigen restricciones importantes", señalan los cardiólogos en el texto. "En la gran mayoría, la actividad física debe fomentarse" y puede acomodarse a cada situación, subrayan.
Eso sí, los especialistas indican que no hay que confundir actividad física con deporte de competición o de alto rendimiento. Estos últimos estarían contraindicados en determinadas situaciones.
Según las estimaciones de la Asociación Americana del Corazón, la mayor parte de los pacientes con cardiopatías congénitas son "relativamente sedentarios", lo que les pone en riesgo de sufrir problemas como la obesidad u otras complicaciones psicosociales. Por tanto, es clave que, en cada visita, el cardiólogo se asegure de "animar y recomendar" la práctica de una actividad física apropiada.
Cada persona debería consultar con su médico, para que éste individualice las recomendaciones en función de su estado general y realice las pruebas necesarias para evaluar su capacidad de esfuerzo, apuntan.
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